La ovejita que vino a cenar

miércoles, 11 de noviembre de 2015



El "Lobo Feroz", un elemento a menudo presente en los cuentos de nuestra infancia. Todos hemos crecido con sus tretas y malas artes para conseguir comer tiernos cabritillos o engañar a la incauta Caperucita. El primero de los villanos, representación del peligro, del castigo por haber hecho lo que no teníamos que hacer, el antagonista con el que los cuentos tradicionales nos enseñaban sus moralejas.

Particularmente discrepo de muchos de estos cuentos, no los considero apropiados para niños pequeños porque enseñan a través del miedo. A mi hijo le encanta Caperucita Roja, pero cuando llego a "abuelita, abuelita, que boca tan grande tienes", se me hace un nudo en el estómago y soy incapaz de terminar la historia como procede. ¿Cómo le digo a esos ojillos atentos que me miran, que hay un lobo que se dedica a comer niñas? En su lugar, el lobo feroz pretende hacerle a muchas cosquillitas a Caperucita, y es que, que un lobo se vista con la ropa de tu abuelita, se meta en su cama, intente convencerte de que sigue siendo la de siempre, y todo esto sea, porque quiere comerte...no creo que sea, ni de lejos, la mejor forma para que un niño de casi tres años concilie el sueño. De acuerdo, esto le pasa a Caperucita por no hacer caso a su madre y hablar con el lobo...pero hay otras maneras de conseguir que lo aprendan ¿o no?. Y este cuento encarna la versión light, porque aquel en el que el lobo consigue engañar a los pobres cabritillos (que si habían hecho caso a su mamá), aclarándose la voz y pasando su patita pintada de blanco por debajo de la puerta, se los acaba comiendo y termina con la tripa abierta, llena de piedras y ahogado en el río... lo veo heavy. De todos los cuentos que escuché de pequeña éste fue el que peor sensación me dejó.




Un día Nachete me dijo que el "Lobo Feroz" le daba miedo, así que decidí ponerme manos a la obra y buscar. Así llegué hasta La ovejita que vino a cenar, de Steve Smallman. Sencillamente me cautivó, un lobo aburrido de cenar todos los días sopa de verduras que se encuentra una noche con una ovejita que llama a su puerta pidiendo cobijo. El lobo, loco de contento, le invita a pasar, ya que llega justo para cenar...enseguida empieza a leer recetas, pero no va a ser tan fácil comerse a la ovejita porque ésta quiere ser su amiga. Una historia divertida y muy tierna, en la que destacan el valor de la amistad y la necesidad de ayudar al más débil. ¿Será el lobo un lobo feroz? con este cuento tocamos a la puerta de su corazoncito.

¿Aún no lo conocéis? os animo a que lo leáis y me comentéis.








Valentina 

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